María Ayessa Benítez Martínez, oriunda de la comunidad de Puerto Diana, en el distrito de Bahía Negra de Alto Paraguay, ha culminado la carrera de Enfermería en la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la Universidad Nacional de Asunción (FENOB-UNA).
Sus primeros pasos en el ámbito de la salud iniciaron con una tecnicatura, donde despertó su pasión por la Enfermería y la motivación para profundizar en esta profesión. Con el respaldo de su hermana, quien la alentó a dar el siguiente paso, decidió optar por la licenciatura en la UNA. Este camino se vio fortalecido por el convenio entre la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI), que le brindó una oportunidad clave para avanzar en su formación académica.
María enfrentó grandes retos al adaptarse al ambiente universitario. «Al inicio tuve compañeros que no querían trabajar conmigo porque decían que, por ser indígena y por el color de mi piel, no sabría hacer trabajos prácticos», relató. Sin embargo, encontró en sus docentes y otros compañeros el apoyo necesario para superar estas barreras. «Hubo licenciadas y compañeros que fueron demasiado buenos conmigo. A ellos les agradezco muchísimo», añadió.
Las dificultades económicas también marcaron su camino. Algunos días no contaba con el dinero necesario para el pasaje y debía faltar a clases. Sin embargo, con el tiempo, María encontró maneras de sustentarse a través de trabajos ocasionales ofrecidos por sus compañeros. Esto, sumado al desafío de ser madre, hacía que equilibrar sus responsabilidades fuera todo un reto. «Dejaba a mi hija con mi madre para poder ir a trabajar y asistir a la facultad. Fue difícil, pero lo logré», recordó con emoción.
Durante su formación, María descubrió su pasión por el trabajo en hospitales. A pesar de las dificultades iniciales, encontró en sus compañeros y profesores un apoyo invaluable para aprender y crecer como profesional. «Todo lo que hacía era muy interesante, y cuando no entendía algo, mis compañeros me guiaban demasiado bien», expresó.
Ahora, como enfermera, María tiene un sueño claro: regresar a su comunidad para contribuir con su conocimiento y habilidades al bienestar de su gente. «Estoy viendo la posibilidad de encontrar un lugar en el hospital de allá. Si no se me da, me quedaría en la central, pero me gustaría volver porque mis padres son de allá», compartió.
La historia de María Ayessa Benítez Martínez es un testimonio de la importancia de la inclusión y el apoyo a los estudiantes indígenas en la educación superior, así como del impacto positivo de convenios como el de la UNA y el INDI en transformar vidas y comunidades.