Rebeca Carema Núñez, una joven originaria del Chaco, culminó exitosamente la carrera de Obstetricia en la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la Universidad Nacional de Asunción (FENOB-UNA). Inspirada por su hermana, también obstetra y graduada de la misma institución, decidió seguir sus pasos y logró su ingreso gracias al convenio entre la UNA y el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI).
El camino de Rebeca estuvo lleno de desafíos. Desde sus primeros días en la universidad, tuvo que enfrentar barreras sociales, económicas y culturales.
«Desde que ingresé, siempre sentí cierta discriminación. Aunque no me lo decían directamente, sentía rechazo», comentó. Además, enfrentó la dificultad de adaptarse al sistema educativo, ya que en su comunidad el guaraní es la lengua predominante, mientras que las clases eran impartidas en castellano.
A esto se sumó el desafío económico y la distancia de su familia, que reside en el Chaco. Sin embargo, el momento más difícil fue cuando, durante su último semestre, quedó embarazada. «Tuve que dejar la carrera por un tiempo y dedicarme completamente a mi hija. Pero con el apoyo de mi familia y mi pareja, logré retomarla», recordó. A pesar de las dificultades, incluyendo la pandemia, Rebeca realizó sus internados en Villarrica y Ñemby, viajando largas distancias para alcanzar sus metas académicas.
«Muchas veces no quería saber nada, pero gracias al apoyo de mi familia y mis docentes, logré culminar mi sueño», expresó emocionada.
Hoy, como obstetra, Rebeca tiene un objetivo claro: trabajar en su profesión y contribuir a la salud de las comunidades que más lo necesitan. «Estaré tocando puertas para poder lograr eso», afirmó con determinación.
La historia de Rebeca es un testimonio inspirador de perseverancia y resiliencia, un ejemplo vivo de cómo la educación puede transformar vidas y de la importancia de iniciativas como el convenio entre la UNA y el INDI para abrir puertas a los jóvenes de comunidades indígenas.